Onofre el camionero

hace muchos, muuuchos años, hubo una vez, en un pais que ahora ya es postre de las fábricas, en el que era obligatorio llorar por lo menos
una vez al día.

Y hace mucho mucho tiempo, en ese país, una mañana de marzo, Lasien mareaba un café con una cucharilla. Esperando a que cualquiera le hiciera
el favor de hacerle llorar.

Un camionero que olvidó su almuerzo en casa paró al ver "desayunos". Alsien sintió el portazo del hambriento que entraba.
Buenos dias -dijo al sentarse al lado de Lasien.
Ojalá lo fueran - y suspiró con una sonrisa que no queria soltar.
Puedo ayudarle? - El ayunado usaba esta frase para seguir acordándose de su tio el Predicador. El camionero admiraba a su tio porque sabia siempre
cómo hacer feliz a los que no sabian llorar y aunque su oficio no parecía compatible con su vocacion seguía en silenco los pasos del que tanto le había enseñado.
Lasien no contestó. A su tío tampocoo solían contestarle.
El camionero asintió mientras pensaba: "a este le hago yo llorar antes ke la cocinera caske los huevos fritos que pienso comerme".

No se preocupe-
Lasien se volvía incrédulo.
Continuó el sobrino del Aleluya.Sin buscar la mirada del nolloroso.

"A veces yo tambien me acuerdo de mi padre. Ese pensamiento aparece cuando menos me lo espero. Hace mucho que ya no vive. y me acuerdo de él
cuando mi cerebro quiere. No me pregunta si quiero desempolvar las fotos color sepia que enfocan momentos pasados en mi cabeza. Puedo estar en esta cafetería o surcando una estepa por carretera. Vuelven los veranos en la playa. Vuelven las palmas de su mano. Vuelven las tazas del desayuno rompiéndose contra el suelo. Vuelve su monedero de piel. Vuelve el cajón de su mesilla... vuelve tantas veces como kiere. y en tantos planos como decide.
Ke pena ke no le eche de menos."

Nesia se secaba las manos en el servicio cuando Lasien entro. Lasien sonrió disculpándose.

La marea salada impidió que Lasien viera el cartel de SEÑORAS del bar de desayunos.