(Inspirado en una chica y su carro.)
¿Cuánto pesa un secreto?
Si me olvido de dónde lo ubiqué no sé cuanto pesa un secreto.
Lo dejo en el trastero de la memoria y edifico delante bonitas realidades.
Pasan muchos días y muchas noches en las que no lo pienso.
Los bloques de verdades, los parques de momentos avanzan y ocupan toda una barriada de mi memoria.
Hay música de vecindario, todo fluye, sigo archivando.
Todo es perfecto.
Sólo alguna vez en un momento sin importancia, sin avisar,
al fondo de aquella calle detrás de esa última fachada de risa y camino y llanto está el secreto.
Y las foto-postales de memoria avanzan derribando todo lo que está apilado frente a él.
Llego a ese rincón, que huele a dulce podrido.
Lo recojo con el recuerdo del asir de mis manos.
Ahora está todo su peso sobre el rincón de archivos.
Ahora pesa como corona lastimera.
Sólo supera el peso de mi secreto, el peso del secreto que otras me contaron y yo les guardo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario