jueves, 4 de noviembre de 2010

Reinas sin corona

LA señora Asqueu Dossa vive en la calle 63 esquina con la 42 sur.
En la ciudad que es mitá roja mitá verde fíjate tú.
Nadie nunca quiere sentarse en la sala de espera junto a la señora Asqueu Dossa.
Tiene una manera respirar demasiado asimétrica diría yo.
Todos los médicos mecánicos y científicos de la ciudad han verificado como "conforme" a la señora Asqueu Dossa.
Pero nadie puede compartir una tarde de té y pastas por ejemplo.
Ya que de pronto y sin más presentaciones, la señora Asqueu Dossa siente un deseo irrefrenable de desrespirarse.
Y tiemblan las baldosas y el té es escupido como por arte de magia digámoslo.
La vida social de la señora Asqueu Dossa es muy solitaria.
O lo fué hasta ayer, pongamos por decir un día.
La señora Asqueu Dossa bajó los peldaños de su bloque con sus zapatos pequeñitos.
Su enorme cuerpecito le siguió a regañadientes sepámoslo.
Y esperando un día de inconformidades y aspavientos respiratorios se dispuso a abrir la puerta de forja.
Cuando el sol ya casi le daba en la carita redonda de esta señora Dossa, creyendo soñar se frotó los ojos.
Una corona en medio de la acera tintineaba con sus luces naturales fruto del sol que se colaba por los diamantes de imitación.
Miró a un lado y a otro. Intentó respirar acompasada. Miró las ventanas del bloque de enfrente.
Nadie parecía ver la corona !
Y primero con temor y después con bravura, en medio de la calle y con todos los honores que ella misma se dió
se calzó la corona y siguió con su mañana recién estrenada.
¿Miraba la señóra Asqueu a los demás con galantería y ellos parecían encantados ó la corona les hacía guiños que les recordaba que todos somos un poco cutres un poco diferentes un poco reyes un poco guapos un poco buenos y un mucho anuladores de lo que a nosotros nos jode que nos anulen?
Feliz día de las reinas de todo a 100.
Feliz día, querida Asqueu Dossa.